Si estás bien, quejáte.


Hippies. Robert Altman. 1969

Hace poco estaba viendo un especial sobre los hippies y todo el rollo de «Paz y Amor» que los impulsaba. En eso, un entrevistado de la Universidad de Nomeacuerdo (pero de fijo era lo suficientemente importante para preguntarme qué hacía uno de sus profesores hablando de hippies), dijo: «Algo como los hippies solamente podría haber salido de un lugar como Estados Unidos y en esa época en particular.»

En esa época, a Estados Unidos le estaba yendo increíblemente bien. Tan sólo hacía 20 años habían ganado la segunda guerra mundial y los que ahora se transformaban en hippies eran hijos de quienes pelearon en esa guerra. Ellos nunca habían tenido que luchar en otro país  y la gran mayoría eran de clase media y vivían bien. ¿Para qué la clase de historia? Por que fueron ellos, precisamente, quienes de repente querían librarse de la opresión de «La Sociedad», así, en mayúscula.

El entrevistado decía algo que me quedó bien grabado: En otro país del mundo, alguno bien pobre de África, por ejemplo, están demasiado ocupados buscando trabajo, buscando sobrevivir a las guerrillas o buscando qué comer, como para sentarse en el zacate a pensar en flores, en canciones y en que con sólo tomarse de las manos todo se iba a resolver mágicamente. Los hippies podían darse el Lujo de hacer eso, precisamente por que la sociedad había llegado a un saludable punto de abundancia en el que podían sobrevivir vendiendo artesanías o ramos de flores. La imagen de un vendedor de artesanía en media carnicería de una guerra civil suena poética, pero dudo mucho que podrían vender algo.

Adelantamos unos años  y nos encontramos con nuestro querido movimiento grunge. Otra vez, rebelarse contra loestablecido, contra la eterna villana: La Sociedad. El movimiento surgió, otra vez, en medio de una de las mejores épocas económicas en la historia de los Estados Unidos.

¿Qué pasa entonces? Será que, una vez que ya no se siente el hambre o el miedo ¿puede uno preocuparse por otras cosas? Podría ser. Si uno está desesperado por conseguir trabajo pude llegar al punto en decir «Denme trabajo en lo que sea, no importa». Mientras que si uno lleva 5 o 6 estables años en el mismo lugar, puede darse el lujo de perderse en pensamientos como «¿Hacia dónde me dirijo?» o «¿Que hay de mis sueños?

Y es que, no me malinterpreten, es válido quejarse. De hecho, si uno no está conforme es casi un deber quejarse en contra de una sociedad materialista, machista, estúpida o que no tiene ganas de superarse. El grunge era prácticamente el efecto esperado en contra de unos superficiales años ochenta y un extra soleado inicio de los noventa, por no mencionar todo ese abandono familiar que esa desesperación por «tener» había ocasionado en esa generación. Los hippies, probablemente reflejaban el hartazgo de tanto culto a la guerra que esa generación tuvo que aguantarle a la anterior.

Quejarse es un derecho, pero curiosamente es un indicador de que tenemos la fortuna de estar viviendo y no sobreviviendo. ¡A quejarse! Pero no a jugar de víctimas, valemos mucho más que eso.

-Walter Campos.

13 comentarios sobre “Si estás bien, quejáte.

    1. Claaaaaaaaaro!! Gracias por recordármelo. Tenés toda la razón. Con hambre y sin techo no hay idealismo romántico más que la supervivencia jeje
      Saludos.
      Walter

  1. Walter, si que has dejado fluir, pues es cierto cuando en algunas ciudades o partes del mundo, se lanzan a quejarse de lo que a ellos les incomoda, bien que se pueden dar ese gusto.
    Lamentablemente (y digo lamentablemente, por lo que ellos están pasando) en muchos otros lugares no les importa si están con ropa fina o con un buen perfume en ellos, ya que su mayor preocupación es sobrevivir, salir adelante de lo que están pasando ellos y sus familias
    Se que no viene a lugar pero hace poco viendo en las noticias la gran boda que se dio esta gente de España, termina la noticia y ponen lo que están pasando la nación de áfrica, el calor, la escasez de agua y la necesidad de comida hace gran falta, y es ahía donde nos damos cuenta que es a pocos que se preocupan por los que realmente debemos de luchar para que tengan una mejor calidad de vida y puedan disfrutar de lo que nosotros disfrutamos.

    «No es tanto quejarse, es realmente quejarse y luchar por lo que realmente vale la pena»

    Saludos.. stepf

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