Sería bueno, muy bueno, que llegara pronto el día en que se pueda comentar una película nacional, sin la necesidad de mencionar que es nacional. Esto tan sólo para evitar una de tres situaciones: o que se le perdonen todos sus defectos y carencias bajo el conocido pretexto del «pobrecito», o que las legiones de criticones frustrados la desarmen desde los créditos iniciales simplemente por ser producto nacional… o que el público se centre más en «el vacilón» de ver lugares y personas conocidas proyectadas en el cine, que en la película en sí.
Creo que de un par de años para acá estamos caminando con buen paso por la ruta de comenzar a deshacernos de esas tres cosas.
Hace un par de horas terminé de ver «Agua Fría de Mar», de la cineasta Paz Fábrega, a quien tuve ocasión de conocer cuando apenas comentaba su interés en el cine. Como siempre, no les pienso echar a perder la película con detalles de la trama ni mucho menos…
La película es lenta. Esto a muchos les parecerá una invitación a desesperarse, mientras que a otros les puede saber a unas vacaciones deliciosas para huir del cine convencional y concentrarse en recordar cómo se siente un viaje a la playa cuando éramos niños. En esto, la película es tremendamente sensorial. Su poca música y mucho sonido ambiente, son como un pasaporte para volver a sentir en la piel la arena casi líquida y fría que se encuentra donde rompen las olas, la misma con la que tantas veces los que fuimos a la playa cuando niños nos cubrimos de café oscuro los cuerpos. El sonido del mar y del viento casi que podrían tener créditos como actores en la trama.
Sobre esto del ritmo, tengo una pregunta abierta que tal vez algún cinéfilo nacional quiera comentar. Noto algunas similitudes entre la película de Paz, «EL Camino» y «A ojos cerrados»de Hernán Jiménez. Me pica la curiosidad de si estaremos ante lo que podría irse convirtiendo en una característica bebé del cine con sello costarricense. Digo, así como se dice que «el cine español se caracteriza por…… » o » el cine asiático es notable por…», el hecho de que se pueda hablar de una característica del cine costarricense, podría ser el equivalente a que un niño vaya dando muestras de la personalidad que tomará más adelante.
Pero volviendo a Agua, algo que es muy bueno en ella son las actuaciones. Son tan fluidas que uno ni piensa en lo bien que están actuando, por que simplemente están «siendo». No es gente tica tratando de sonar tica, ni tratando de declamar, ni tratando de sonar a actores serios por que estamos en una película. Excepto un par por ahí, los miembros del elenco simplemente parecieran seguir con sus vidas mientras nosotros estamos de pie junto a ellos. El resultado es tremendamente intimista y como audiencia, uno siente que prácticamente no estorba , mientras ellos siguen con sus vidas.
La historia es simple, pero esto podría traerse de nuevo a colación en cualquier reunión de amigos que ya la hayan visto pues, como me ha pasado con varias personas desde el final hasta ahora, todos nos quedamos esgrimiendo posibles explicaciones para el final, así como para varias situaciones de la película. Tantas y tan variadas razones no parecen venir de algo que no quedó claro, sino de la posibilidad de múltiples interpretaciones, lo cual siempre es bueno.
La fotografía es bastante personal, siempre cerca de quienes viven la historia, más parecida al punto de vista subjetivo de otro observador que está allí, quieto, siendo testigo.
Dicen que el Agua Fría despierta, refresca y hasta es buena para la salud. Vayan al cine a mojarse los pies un poco, necesitamos más opiniones sobre hacia dónde se dirige nuestro cine, por dicha cada vez más frecuente.
– Walter Campos
A mí «A ojos cerrados» me gustó y El camino no la he visto….pero mientras leí el artículo me dieron ganas de dos cosas: ir a la playa y jugar en la arena como cuando era niña y también ganas de ver la película….haré primero lo más fácil: veré la película….luego te cuento qué me pareció o qué me hizo sentir o pensar…Gracias por la recomendación…
Con todo gusto!! Porfa contáme qué te parece 😉
-W
Muy acertadas tus observaciones. Coincido en casi todas y bueno, como no soy experto en cine, solo me queda comentar como espectador tratando de no ser uno de esos envidiosos que comentás ja, ja, ja, ya que estoy muy lejos de hacer cintas. La película me pareció lenta, aburridisisíma y su final creí que era una mala broma, te juro que me levanté varios minutos después de los créditos y no porque deseara examinar quién participó en la producción, si no porque creí que podrían pasar dos cosas: A. ¡Zaz! Se detienen las letritas y proyectan el final de le película que habría dado un salto hasta los créditos por algún fallo técnico. B. ¡Zaz! Sale un carajo con cámara al hombro y otro con micrófono en mano, ilumidados por una cañón senital y gritan: ¡Sonrían! ¡Esto es cámara escondida! Desgraciadamente ninguna de las dos sucedió.
Me tocó verla a tres campos de una de las actrices principales y realmente sentí pena ajena de compartir con ella el espectáculo de los asistentes riéndose confundidos con el final de la película.
Francamente me hubiera gustado verla en TV por el hedonismo del zapping.
Hey muchísimas gracias!! Es genial el tener opiniones siempre, de todo tipo, sobre todo acerca de algo tan concreto como una película. A un conocido le pasó exactamente lo mismo que a vos, es más, me confesó hasta «ponerse de chicha» por esperar a que pasara algo, lo que sea. A una muy buena amiga le pareció genial, preguntándole, me dijo que la cinta era como poesía; no siempre tiene sentido , puede ser lenta y cada quien tiene sus propias interpretaciones, además de no ser «para todo el mundo».
Lo que sí me parece interesante, es que no me he topado con posturas tibias, o la aman o la odian, al menos lo que he visto hasta ahora.
Pura vida y gracias!!
-W