Vivir para los demás (o el cuento de un hombre, un burro y su hijo)


Cuando uno es pequeño usualmente está absolutamente convertido en una esponja. Cada lección de vida y cada experiencia tienen la ventaja de alojarse cómodamente en un cerebro nuevo y con ganas de irse llenando. Es normal entonces que, años más tarde, alguna experiencia vivida desempolve lo que uno sintió hace tanto tiempo. Por ejemplo, hace un par de días, pensando en la manía de algunos de querer impresionar a los demás, se despertó el recuerdo de una historia que me llegó hace mucho.

No podría contarles la fuente, en ese momento todavía no sabía de bibliografías o derechos de autor, me importaba el cuento y ya. Creo que es una fábula popular que decía más o menos que….

Una vez un hombre y su hijo iban por un camino de polvo, se dirigían hacia el pueblo más cercano con el objeto de vender algunos sacos de vegetales, los cuales llevaban sobre su pequeño burro de carga. Ambos caminaban junto al burro. En eso se toparon con unos aldeanos que iban en dirección contraria. Justo luego de pasarles a la par los aldeanos comentaron: «hay que ver cómo hay gente estúpida. Ir caminando mientras tienen un animal de carga que los podría llevar también.»

El padre inmediatamente resintió el que lo vieran como un bruto. En segundos estaban él y su hijo montados sobre el burro. Al rato pasaron junto a otros aldeanos, quienes comentaron: «¡La crueldad! ¡Un pobre burro que apenas aguanta los sacos de comida y encima de todo llevando a dos personas!». El padre lo pensó unos instantes y resolvió bajarse del burro, puesto que ya estaba probado que ir los dos a pie estaba mal visto.

A los cinco minutos pasó un tercer grupo de aldeanos, que inmediatamente lanzaron la siguiente crítica: «Ya no hay respeto por los mayores. No le vemos futuro a ese chiquillo que permite que su anciano padre vaya a pie, mientras él va todo campante sobre el burro.» Sobra decir que el señor inmediatamente cambió de lugares con su hijo, para que nadie lo tachara de chiquillo malcriado. No pasaron ni dos minutos cuando un cuarto grupo de pueblerinos pasó junto a ellos. Casi a gritos comentaron: «¡El descaro de ese grandulón! Permitir que el pequeño haga este cansado trayecto mientras él va cómodamente sentado.»

Aquí el cuento tomaba un final algo drástico, por que el burro enloquece o se pone de mal humor tras tanto cambio de opinión .Decía el libro que, tratando de huir, el animal cayó al río mientras cruzaban un puente y se ahogó. Años más tarde creo haber leído una versión más amistosa con los animales en la que la bestia simplemente se les escapaba.

Lo que me importa no es el final del cuento, (si fuera una película sí, por aquello de la crueldad con los animales entrenados), sino que, leyendo eso me quedó muy claro que es completamente inútil vivir para complacer a los demás. No sólo es imposible, puesto que cada persona puede tener una opinión diferente a la del aldeano que pasó antes, sino que nadie tiene la verdad absoluta de lo que es correcto o incorrecto. Nadie, ni la iglesia, ni el estado, ni los familiares o la pareja que elegimos. Nadie.

El qué dirán y las opiniones de la gente sirve para que los demás tengan algo qué criticar. Es hora de ser un poco más libres cada día.

-Walter Campos

23 comentarios sobre “Vivir para los demás (o el cuento de un hombre, un burro y su hijo)

  1. Esta es quizás una de las lecciones más importantes que nos depara la vida. Seguramente por ello tendemos a aprenderla «tarde». Vivir en función de los demás no sólo es un síntoma común de codependencia sino lo que es peor, hace que en el proceso perdamos nuestra propia identidad. Ya entrados en años nos es más sencillo saber que siempre habrá reacciones y opiniones diversas a lo que hagamos u opinemos y que, mientras nos expresemos con respeto, lo saludable es desprendernos de tales reacciones. Al final de cuentas, como dice Julio Iglesias: «…los buenos quedan, los demás se van…».

    1. Completamente. Y aún más difícil saber que, a pesar de esto, existen ciertas opiniones que sí vale la pena tomar en cuenta. A fin de cuentas, todo extremo es malo, no?
      Saludos.
      – Walter Campos

  2. Aunque no es fácil de aprender, sobre todo en los primeros años de nuestra vida, el discernimiento es lo que nos hace inteligentes a la hora de tomar lo que es correcto y desechar lo que no lo es, así tengamos que cambiar un poco el rumbo de nuestras ideas o convicciones, pues nadie es dueño de la verdad absoluta.

  3. Si vivieramos del que diran, me parece que nunca tendriamos una vida propia, viviriamos la vida que los demas quieren. Y el aprender se da el dìa con dìa para ser mejores personas para si mismos.
    Gracias por compartirnos esa historia tan bonita.

    Saludos y bendiciones

  4. En definitiva no podemos vivir complaciendo a los demás, y la verdad tampoco creo que podamos vivir complaciéndonos a nosotros mismos, porque eso tampoco es vida. Creo que la magia, lo diferente, la aventura, comienzan justo en el momento en que decidís romper esquemas, vivir tu vida sin guión. Ser libres, eso es lo importante. No deberíamos depender ni de opiniones de los demás ni de las nuestras, ya que después de todo, nosotros mismos somos nuestros jueces más crueles… ¿Qué pasa si un día abrimos los ojos e intentamos hacer algo que deseamos, pero que nos parece «políticamente incorrecto»? Tal vez nos llevaríamos una sorpresa agradable… De mí parte puedo asegurar que funciona de vez en cuando 😛

    Una gran historia, de mis favoritas de toda la vida…

    Un fuerte abrazo Wal

  5. siiiiiii,,,, otra vez wal,,, mucho con demasiada de verdad,,,,
    creo en la LIBERTAD!!! vivir de la mejor manera que se nos sea posible,,,
    bless!! 😉

  6. Muy bueno,me gusto mucho, nunca había escuchado el cuento, enserio me hizo pensar, porque sinceramente yo aveces si me preocupaba «por el que dirán».. así que voy aplicarlo..!! Muy cierto 🙂

  7. Es triste darnos cuenta que muchas personas viven infelices simplemente por ser como otros desean o por el miedo a lo que piensen los demás!!! La vida es una sola y debemos vivirla plena, felices, siendo quien somos realmente!!! Que triste mirar atrás y darnos cuenta que no fuimos auténticos por miedo al que dirán!!!

    1. Saludos! Por eso siento que no hay que perder el tiempo satisfaciendo a gente que ni se detendría a ayudarnos si fuera el caso. Ser verdadero y quitarse tanto lastre es lo mejor, siento yo.

      Walter

  8. Las personas debemos actuar de acuerdo a los dictados de nuestra propia conciencia y no por lo que digan los demas.

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