
No sé cómo habrá sido el perder la virginidad para vos que estás leyendo esto. Puede que tengás en estos momentos una sonrisa de esas que delata que ya me dejaste de poner atención por estar recordando. Tal vez la mirada se desvíe un poco y se vista de nostalgia, por considerar que esa primera vez debió de haber sido para alguien más en lugar de para… esa persona. Incluso, puede ser que no estés pensando en eso, sino en por qué estoy escribiendo «de vos» hoy en el blog, algo así como si fuéramos amigos desde hace añales. Si lo que ocupa tu mente en estos momentos es el uso del vos te puedo decir que de fijo no es tan interesante como la pérdida de tu virginidad, pero de todos modos más abajo explico el por qué.
Pero volvamos al sexo , más o menos. Cualquiera puede decir lo que quiera acerca de perder la virginidad. Si pasó hace poco y sos el tipo de hombre que gusta de impresionar a sus amigos, la escena puede ser contada como si se tratara de la vigésima cuarta parte de «Sexo Alrededor del mundo VII». (Si la película existe, disculpen los productores por usar el título, si no, con gusto pueden usarlo, les regalo los derechos). Si por el contrario, sos una romántica digna de llenar el estereotipo que tenían en el siglo 19 de lo que debía ser una señorita, podemos imaginar que escribís sobre El Evento en un diario rosado, mientras decorás las páginas con recortes de las fotos del príncipe y dibujás los siempre necesarios corazoncitos alrededor.
Sobra decir que esas son visiones reducidas de perder la virginidad. Así como reducido es el pensar que la virginidad se pierde sólo una vez en la vida. Antes de que los expertos en sexo (ya sea por ser fieles seguidores de Alessandra Rampolla o por ser expertos lectores en internet) me levanten la mano para hablar de hímenes complacientes, o antes de que los filósofos pidan campo para debatir si la virginidad es un aspecto físico, filosófico o moral, les cuento.
Para nadie es desconocido que muchas veces, cuando hablamos de la primera vez que realizamos algo, nunca falta la persona que salga con el viejo chiste de «perdió la virginidad» en… lo que sea que esté haciendo por primera vez. «Perdió el virguillo con esto de la manejada», «Perdió la flor y se pegó la primera rasca», lo que se pueda decir está sólo limitado por la imaginación, pachuquismo o habilidad folklórica del que dice la frase.
El fin de semana pasado tuve el chance de ponerme a pensar seriamente en esto de las muchas pérdidas de virginidad que podemos tener en la vida, precisamente por que tuve la oportunidad de perderla otra vez…no,dos veces. No es que hayan sido hechos de importancia internacional ni nada, pero sí me recordaron…¡¡que llevaba rato ya de no perder la virginidad!! ¿Saben lo que eso significa? Significa que en la sala de mi vida, la rutina ya estaba dándole forma con su trasero a mi sillón favorito. La muy sigilosa se metió por una ventana que se llama «trabajo» o por una puerta trasera que muchos llaman «el día a día». No me importa cómo, pero fue como estar hipnotizado murmurando algún mantra y que de repente una mano de aire fresco le metiera a uno un buen par de cachetadas de menta que lo sacaran a uno de la monotonía. «¡Ah… si es cierto…estaba vivo y con posibilidades de hacer cosas diferentes!»
Si la curiosidad les pica, les puedo contar que la primera vez que perdí la virginidad este fin de semana, fue en el asunto de ordeñar vacas. Si. Nunca había ordeñado una vaca. Será algo mínimo y habrá gente harta de ordeñar todos los días, pero para mí la leche siempre ha venido en empaque tetra brick o en bolsa plástica, nunca en una ubre de carne que había que estripar. Ni siquiera había tenido la decencia de invitarle un café a la vaca (que recién me habían presentado, por cierto), simplemente una nalgadita para entrar en confianza y luego «directo a la teta y sin miedo», en palabras del dueño. Digamos que no le saqué la leche en chorros que hasta espuma hacían, como el señor y su esposa, pero por lo menos sí hubo pequeños disparos que a la media hora habrían llenado una taza. Me dí por satisfecho. Ya puedo decir que ordeñé.
Menos de 40 horas después y de vuelta en San José perdí la virginidad de nuevo, esta vez en lo referente a montar un show de comedia en vivo. Semanas atrás había preparado mi material y me sentía tranquilo con él, pero minutos antes de subirme al escenario para soltar mi monólogo frente al público los nervios hicieron fiesta. Me sentía como si acabara de correr setecientos metros, como cuando uno no puede abrir la puerta de la casa y se está reventando de las ganas de orinar. Pero eran nervios ricos, de esos que dan por estarse saliendo de la zona de comfort en la que uno vive, por animarse a hacer algo que no has hecho antes. En eso creo que me fue bien también, bueno, al menos no creo que las personas se rieran por pura cortesía. (mis amigos sí podrían, pero por dicha habían otras personas también, que sí se rieron).
Cuando terminó el fin de semana me quedé pensando en lo rico que es, de vez en cuando, perder la virginidad haciendo otras cosas que uno no acostumbra. Y aunque sé que no todos los días voy a tener el chance de ordeñar o presentarme en un show de comedia, por lo menos puedo llenar el día de pequeñas pérdidas de la virginidad. Ya sea llamar a alguien que de repente se va a sorprender de ser contactado, o escribir el blog en vos, o hacer mi trabajo ligeramente diferente, pero el día tiene demasiadas variables como para elegir las mismas siempre. Es un trabajo duro, pero al rato imagino que se hará costumbre y cuando eso pase, la desecharé, para buscar otras formas de seguir perdiendo la virginidad.
-Walter Campos
magnífico! tenes toda la razón, el romper la rutina es algo que nos hace querer perder la virginidad cada cierto tiempo! poder disfrutar de las pequeñas cosas de la vida es realmente rico! Dichoso que encontraste dos temas tan diferentes pero con tanto gusto para retomar esos nervios que deberían ser el motor de nuestras vidas! GRACIAS POR ESCRIBIR estos comentarios tan cautivadores y amenos Walter!
Pura vida Jorge!! Muchas gracias!!!
«No me importa cómo, pero fue como estar hipnotizado murmurando algún mantra y que de repente una mano de aire fresco le metiera a uno un buen par de cachetadas de menta que lo sacaran a uno de la monotonía. “¡Ah… si es cierto…estaba vivo y con posibilidades de hacer cosas diferentes!»»
Esa mano me ha agarrado a golpes más de una vez.
Espero ver el video del Stand Up, no crea que se me ha olvidado.
¡Saludos Walter!
la verdad me facino y se que muchos lo leeran pensando que habla de algo diferente pero es bueno llevarse la sorresa de disfrutar de leerlo y aprender que siempre es bueno probar de cosas nuevas y disfrutar la primera ves de todo lo que hacemos.
debemos aprender y hacerlo mas seguido buscar nuevas alternativas de cambiar esta rutina y agarrarle ese gustito a cada dia.
jaja por supuesto!!
-W
Esas zonas de confort nos hacen vivir sin vivir, ser sin estar, pero de todos modos muchas veces no decidimos si salimos del comfort o emigramos del mismo.
Creo que en eso radica el peligro de las zonas de comfort…son demasiado cómodas. Es importante decidir no acomodarse mucho 😉
-W.
Las zonas de comfort nos hacen hablar y hablar y no hacer nada. En la medida que nos sintamos insatisfechos y deseosos de hacer algo, ahí es donde nos movemos… donde dejamos de hablar para HACER. Voy a recordar ese concepto de perder la virginidad! cuando uno se achanta y da todo por sentado es como cuando en un matrominio se engorda y se deja… Hay que meterle la inyección de adrenalina a la vida, sino vamos a terminar maragados, frustrados, frígidos y viejos. JA!
Bien Dicho!!!
W-
Chivísima sensación, definitivamente. Uno debería propiciar este tipo de acontecimientos más a menudo.
Verdad? deliciosa es jeje.
-W
Y pensar que hay formas ilimitadas de hacer las cosas, realidades paralelas y nosotros seguimos enganchados haciendo lo mismo todos los días… como roboticos … drogados, amansados, controlados, casi ciegos, sordos y mudos de voz una propia y voz interna (casi siempre regurgitamos información reciclada, no?). Creo que ese llamado a hacer cosas frescas y ver las mismas cosas de todos los días de una forma diferente (pues para hacerlas diferentes) nunca tuvo un título más … atractivo !!! :o)
Je je gracias!!
-W
Vivir con asombro todos los días es una forma de… detenerse y admirar la hermosura del cielo, la calidez de una mano querida, el abrazo amoroso, la sonrisa sincera, la inmensidad del mar, lo delicioso de la briza, una buena taza de café, el aroma de la lluvia recién caída… hay tanto con que perder la virginidad a diario y más de una vez al día… qué rico!!! Pero vos sabes qué pasa? El corre corre de nuestras vidas y la automatización en que caemos nos nos deja mirar más allá… gracias por hacerme clic en la sensibilidad! Este post me hizo perder la virginidad de nuevo!
Gracias!!
Me alegra muchísimo Lore!!! En serio!!!:-) un abrazo!!
-W
Usted me sorprende yo toda linda leyendo y con esa curiosidad de que es lo que esta hablando, y me sale con una vaca, una nalgada para la confianza y a la tetica..
Con el par de cachetadas entrando por la ventana y con olor a menta.,,..( olian bien por lo menos)
Me gusto, y sabe que es buenisimo que salga de esa rutina y de esa conformidad en la que su fiel compañero es su sillon, y que empieze por nuevas experiencias y formas de vida, porque, que pereza hacer lo mismo todo el tiempo… asi que lo animo arriesgarse con lo que le dije aquel dia en el face.. sera una nueva experiencia y se que no se va arrepentir… jajaja Varas.. siga asi amiguito… y cuando pierda la virginidad de nuevo disfrutelo como si fuera la ultima vez..
Siempre hay una primera vez para todo y que rico seria disfrutarlo de diferentes maneras.
Gracias por compartir tùs experiencias con nosotros.
🙂 Saludos…
Hasta hoy descubrí este blog tan maravilloso.Ya he leído varios artículos y están geniales, este de seguir perdiendo la virginidad me fascino me di cuenta que,a pesar de mis 18 años he aprendido mucho, y hay días en que uno no tiene ganas de nada pero uno no se da cuenta que puede perder la virginidad aprendiendo algo nuevo.
Amoooo este blog jajaja (:
graciaaaaaaaaaaaaaas!
-W
Este blog es increible……. Eres muy bueno Walter…
Feliz de haber perdido la virginidad ayer y tener mi primer libro autografiado, un placer haberte conocido y cada vez más satisfecha con cada historia que leo. Muchas felicidades, mis respetos y admiración! Muchos éxitos y que sea el primero de muchos hijos tuyos que estemos por leer.
Ja ja ja Muchas gracias Vivian! Espero también seguirla perdiendo jaja. Un abrazo y gracias por el apoyo!
Walter
Con toda la pena del mundo tengo que declarar que recién descubro este blog y digo con pena xq realmente admiro tu talento Walter.
En cuanto al artículo no sabeeees cuánto me he reído…. sobretodo xq me llevaste a unos añitos atrás cuando mi papá me enseñó a ordeñar… es literal perder la virginidad, una experiencia única para quien disfruta de las cosas q parecen simple pero nop, de ahí la media hora para llenar una taza.
PD: la próxima vez puedes agregarle a esa lechuga tibia natural una cucharadita de ron…. mmmm!!! No tienes idea. Ojo la medida solo me hago responsable x la cucharadita va por tu cuenta jajaja
Un gran saludo W.
Muchísimas gracias jejejejjee. Tengo el blog descuidado por estar trabajando en el tercer libro así que es un halago recibir el comentario. Un abrazo