
Al inicio de «Los Simpsons» (la película), Homero dice una de las grandes verdades: «¿Para qué pagar por algo que ya vemos gratis en casa?». Lógicamente se refería al hecho de estar en el cine viendo lo que cada madrugada (en mi caso) puedo ver por cable: una serie de televisión.
La respuesta a la pregunta de Homero es muy clara: por que queremos volver a verlo, extrañamos a los personajes o simplemente no aguantamos esa humana curiosidad de ver qué hicieron con nuestra querida serie.
Así, es normal que Hollywood se aproveche del éxito de series de televisión (usualmente descontinuadas y extrañadas) y las convierta en largometrajes. Por lo menos es una forma de tener ya un grupo de fans listos para pagar su boleto.
Actualmente las carteleras tienen dos de estos ejemplos: Sex and the City 2 y Los Magníficos, pero es ésta última la que interesa por ahora.
La película está dirigida con muchísima fuerza y actitud por Joe Carnahan. Es una película con una personalidad muy rock; actual, rápida, con actitud y un soundtrack muy al estilo de Ironman, lleno de riffs de guitarra y de distorsiones que hacen agradecer el estarla viendo en el cine.
Es de acción, no es comedia, sin embargo es el tipo de acción que uno ve con una sonrisa y listo para soltar la carcajada. Nada sangrienta y con muchísimas exageraciones, pero son del tipo que caen bien, uno las deja pasar y las disfruta por que es necesario creer en esa mezcla de adrenalina y suerte para que todo tenga sentido. ¿Qué otra película puede pretender que creamos, que 4 hombres encerrados dentro de un tanque de guerra que viene cayendo desde el cielo, pueden encontrar la forma de «pilotearlo»? La verdad, bastantes, pero la diferencia está en que en ésta las escenas son originales y colaboran con apagar ese sector geek de la mente, el mismo que le dice a uno que eso no sería posible por que las leyes de la física dictan que- **click**, apagado.
De la serie original se mantienen el buen humor y la acción medianamente «campy», los inventos de taller para fabricar armas, el miedo a volar de Baracus, sus batallas intelectuales con Murdock, el espíritu Playboy de Face y la genialidad táctica de Hannibal. Los actores elegidos para reemplazar a los originales cumplen muy bien, no por que imiten a los originales, sino por que, sencillamente, son otras versiones. A Liam Neeson da gusto verlo en el papel de Hannibal, aunque le meta tintes de Jason Bourne con canas (y aunque tal vez los estadounidenses deseen a alguien más «americano») y Bradley Cooper parece que inyectó a su «Face» con una buena dosis de loquera, la necesaria para quitarle lo acartonado que siempre me pareció la del actor original.
Como se puede imaginar, la historia no está basada en Cervantes… pero a los fans les va a gustar el ver cómo se conocen algunos de los miembros del equipo, por ejemplo. Eso sí, prepárense para aguantar algunos ingredientes de la receta típica de Hollywood. Por ejemplo, que México es un lugar donde en las calles no existe el asfalto por que todo es un polvazal digno del Sahara. También está el asunto ese de que los latinos de la película hablan un español al que deberían ponerle subtítulos para poder entenderlo…y a los «americanos» que «hablan español», mejor que les den un cursito de arameo antiguo.

A los interesados: Jessica Biel viste como si la fueran a multar por cada centímetro de piel que expone, cierto que su personaje es militar, pero puede que sea la primera película en la que deciden que no van a hacerle las tradicionales tomas de reconocimiento anatómicas. A las interesadas: a Bradley Cooper si deciden sacarle el jugo en asuntos «cárnicos», bastaba con oír las risitas y sonidos de pescado en sartén que muchas de las asistentes hacían cuando… bueno, siempre.
En general, cine de palomitas, de morirse de risa o de recordar la serie. Ni le van a llover los premios de la academia, ni será un documental que cambie el mundo, pero cuando salga en video será una opción ideal para pasar el rato con los amigos.
Walter Campos.